El dueño de este cello de Geuseppe lecchi de 1960, comentaba que le costaba mucho tocar y afinar con la forma tan redondeada del mango.
Muchas veces, nos cuesta pensar que lo estándar no es lo más adecuado para nosotros. Igual que cada uno de nosotros tenemos una máno única y una manera de tocar única, y nuestro instrumento es único, deberíamos buscar que los ajustes y formas de nuestro violín, viola o violonchelos, se ajusten a nosotros y nos ayuden a tocar.
Además de la necesidad de adaptar y personalizar el mango, hacía falta mejorar la curvatura y la altura del puente, que se encontraba un poco doblado debido a una mala colocación y la tensión propia del uso y las cuerdas.
Por otro lado, este cello había pasado por las manos de una persona sin experiencia a la hora de aplicar barniz, y habían dejado unos surcos y manchas de barniz que estropeaban la estética del instrumento.
Para poder personalizar y adaptar el mango, hizo falta varias pruebas con instrumentos con otros mangos, y llegamos a la conclusión de que necesitaba un mango con la forma más ovalada y no tan redonda, que le ayudaba a apoyar el pulgar de manera más natural y relajada.
Planificar y tallar el mango para dejarlo a su gusto; pulir, limar y lijar para dejarlo suave al tacto y agradable de tocar.
El resultado ha sido muy satisfactorio
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